Leer cuesta, y más en una sociedad en
la que el tiempo apremia, el poder de la imagen crece y el abanico de
fórmulas de ocio se vuelve gigantesco. Hay otras ofertas de
entretenimiento mucho más atrayentes, leer requiere, aparentemente, un
esfuerzo y una concentración (y por supuesto un tiempo) que parece que
no tenemos en este mundo vertiginoso.
A estas razones se suma la peor de todas: tenemos que leer por
obligación. Nos han enseñado que aprender es colocarte un libro por
delante, leerlo y memorizarlo, pues vaya tostón. Normal que cueste, que
dé pereza y que eso de "aprender" esté pasado de moda (¿en algún momento
estuvo "de moda"?) Y en una generación que viene con el ipad debajo del
brazo, que ya no utilizan el dedo índice para señalar sino para
clickear, normal que se den chocazos contra el pupitre cuando todavía se
cruzan con docentes que leen, dictan, subrayan y mandan ejercicios.
Señores y señoras hay que ponerse las pilas, interactuar con nuestro
"público", dramatizar, jugar y poner pasión en la enseñanza para que así
el aprendizaje sea real, y su esencia efectiva. Indagando por la red he
encontrado algunas propuestas que parecen interesantes, voy a empezar
por la base: despertar la curiosidad y trabajar la habilidad lectora
para que ésta no resulte una tortura.
El leer.es hay una gran cantidad de material para docentes, familias y alumnos.
Dentro de la sección familias nos proponen juegos para mejorar la compresión lectora en niños/as entre 4 y 11 años, y además un decálogo de ideas para fomentar la lectura: http://familias.leer.es/category/10-ideas-padres/.
De todas, la sección "estudiantes" es la que más me ha interesado. En ella hay iniciativas para fomentar la creatividad de los alumnos/as en el ámbito de la lectura.
Y unos juegos geniales con distintos niveles para mejorar la capacidad lectora, en los que también se pueden aprender datos interesantes sobre las greguerías, los haikus...
Por último, me gustaría comentaros un proyecto que he desarrollado con
mis alumnos/as basado en las bibliotecas itinerantes o rodantes que
realizan una importante labor, sobre todo en pueblos de sudamérica, y
también están presentes en distintas iniciativas locales de fomento de
la lectura.
Es una idea bastante extendida, y cuyos resultados suelen ser muy
positivos. Se trata de animar a los alumnos/as a que traigan o compartan
con sus compañeros una lectura que les haya gustado mucho, empezamos
los propios profesores con el ejemplo de un libro que para nosotros/as
haya sido importante, así se organiza un listado de libros y lecturas
muy ligado a la clase, a sus gustos y a sus integrantes.
Ese conjunto de obras conforman "la biblioteca itinerante" para el
trimestre. El docente la custodia, y gestiona el préstamo de esos
libros. Al final de la semana dedicamos un espacio de tiempo para hablar
sobre nuestra experiencia leyendo los libros que hemos seleccionado a
raíz de la exposición de otros compañeros. Y ese intercambio de
impresiones sirve para implicarnos personalmente en las historias, y
despertar, a su vez, la inquietud de otros por la lectura.