lunes, 23 de septiembre de 2013

SOBRE "PERSÉPOLIS" Y "LA RÍDICULA IDEA DE NO VOLVER A VERTE"


     Dos grandes #libros son los culpables de que por fin haya vuelto a la red. Después de meses sin publicar ninguna entrada, con trabajo acumulado y sin ideas que me dieran el empuje, han sido dos lecturas increíbles las que me han traído de nuevo aquí.

     Llamadme loca (seguramente lo esté, un poco), pero siempre he pensado que los libros eligen a sus lectores cuando éstos están preparados para la experiencia que les espera. Tengo “Persépolis” desde febrero, y conozco la obra desde mucho antes, sabía de su fama y sus buenas críticas, pero me avergüenza reconocer que nunca me había sentido tentada a leerla hasta este mes. La obra señaló a la “elegida” y empezó la aventura.

     El entorno de la protagonista dista mucho del mío, seguramente también del tuyo, y su historia nada tiene que ver con nuestras insulsas vidas, sin embargo, la empatía se activa, como un mágico conjuro desde la primera página. Esa niña piensa, actúa y vive como muchos/as de nosotros/as hemos pensado, actuado o vivido en algunas ocasiones. 

     El humor, la ironía y esa forma brillante, tan positiva, de ver la vida, de analizar los acontecimientos e ir adaptándose a ellos, enamoran desde el principio. Y en el trasfondo, la compleja historia de un pueblo (una comunidad de seres humanos con las mismas ganas de ser felices que tenemos tú y yo) cuyas rutinas cambian de la noche a la mañana por esos absurdos intereses que desgraciadamente, mueven los hilos del “mundo civilizado”.
 
     Marjane Satrapi es una mujer increíble, desprende talento a raudales, escribe, dibuja, pinta, dirige, expone, y tiene una visión del mundo, la historia, la vida y la política tan única y personal, que uno no se cansa de conocerla, de admirarla.

     En una de mis clases, un profesor me dijo que para analizar bien una obra había que conseguir distanciarse de ella, conocer a su autor/a y su contexto, y a partir de ahí hacer un ejercicio de análisis impoluto, sin motas emocionales. Desaparecer en las críticas es algo que nunca conseguiré, ahora como profesora consigo transmitirlo a mis alumnos/as, pero lo que ellos/as no saben es que cuando me gusta un artista o cuando aborrezco a alguien, jamás dejo de implicarme en mis juicios. Gran defecto, tres años me costó aprobar la asignatura, el profesor acabó cogiéndome cariño, creo que me aprobó porque se dio por vencido. Y eso me pasa con Rosa Montero.

     Mi admiración por ella no marca una barrera clara entre lo personal y lo profesional, no sé si me parece mejor persona que escritora, o viceversa. “Instrucciones para salvar el mundo” fue el primer libro que leí, “Lágrimas en la lluvia” uno de mis favoritos, todavía me quedan muchos títulos por leer. La sigo en la red, cercana, humilde, implicada, la muestra perfecta de que una prosa bella y personal no está reñida con la extravagancia o los aires de grandeza. Pues, después de “Persépolis” le tocó el turno a “La ridícula idea de no volver a verte” qué libro tan hermoso, sí hermoso, aunque resulte cursi la palabra, es hermoso, tierno, lleno de reflexiones que obligan a parar la lectura y dedicar un par de segundos a saborear esas sensaciones tan íntimas pero a la vez tan universales.

     No he leído ni una sola mala crítica del libro, todos son halagos, y no me extraña, Rosa Montero salta de las páginas al sofá de nuestra casa, se sienta al lado, taza de café o té en mano, y nos regala preciosas confidencias a la vez que nos descubre un personaje fascinante e injustamente valorado: Marie Curie (la única científica, no la única mujer, sino la única persona en conseguir dos premios Nobel en el ámbito de la ciencia, la única en la historia que alberga uno en Física y otro en Química, hecho que, por encima de las disputas de género, debe de ser más que estimado).

     Dos escritoras, dos artistas, una gran científica, tres inmensas personas, tres historias increíbles y dos libros que no puedes perderte. Yo, te los #recomiendo, y tú, ya me cuentas ;)

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