domingo, 14 de abril de 2013

NOCTURNO

Hoy, 14 de abril, me ha parecido un día importante para desarrollar esta entrada, centrada en un poema que dice mucho de lo que el odio puede arrasar alejándose de las palabras.

Escrito por Rafael Alberti, poeta natural de El Puerto de Santa María (Cádiz), pertenece al libro De un momento a otro publicado en 1937, justo un año después del estallido de la Guerra Civil.
 

Ahondando en la historia de estos tristes años, me parece curioso mencionar que el poeta gaditano pertenecía a la Alianza de Intelectuales Antifascistas que promueve y crea una Junta de Incautación y protección del Tesoro Artístico (más información de la página 2 a la 9) cuyo papel en la defensa de los bienes artísticos durante la guerra será muy importante.

Es interesante la relación que se puede establecer entre estos acontecimientos y la redacción de este poema, ya que coinciden en tiempo y en vivencias, transmitiendo de una forma muy cercana esa sensación de rabia e impotencia que los/as  artistas e intelectuales de la época empezaban a experimentar.






Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre
se escucha que transita solamente la rabia,
que en los tuétanos tiembla despabilado el odio
y en las médulas arde continua la venganza,
las palabras entonces no sirven, son palabras.
Balas, balas.

El sentido en esta estrofa es claro: la impotencia, la desolación, la rabia, ese sentir de que no se puede hacer nada, que conduce a una necesidad de actuar, parece que este estado sólo se alivia con la venganza, para nada sirven las palabras, no consuelan. Es posible que en esta estrofa Alberti nos hable de ese sinsentido, del odio que se apoderó de España en un momento en el que lo racional quedaba al margen y empezaban a morir los grandes logros sociales, culturales, intelectuales tras el sonido de las balas: "las palabras entonces no sirven (...)Balas, balas."

Manifiestos, artículos, comentarios, discursos,
humaredas perdidas, neblinas estampadas,
¡Qué dolor de papeles que ha de barrer el viento,
qué tristeza de tinta que de borrar el agua!
Balas, balas.

Continúa y ahonda en la tristeza, se manifiesta el dolor por  la pérdida, es un lamento profundo por ese imperio de la sinrazón, por observar impotente cómo todo lo dicho, todo lo trabajado va a quedar sepultado. Hay en el primer verso una sucesión de términos muy vinculados al discurso, "a la palabra", cuya supresión de nexos copulativos (asíndeton) acelera el ritmo aumentando la intensidad y emoción del poema. La asociación "humaredas pérdidas, neblinas estampadas" dibujan un paisaje gris, borroso, de futuro, incluso de presente, inciertos. Y en un lamento final, encerrado en una exclamación y con una repetición incisiva "qué" (anáfora), contribuye a esa angustia que va creciendo hasta desatarse en esta última estrofa:

Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste,
lo desgraciado y muerto que tiene una garganta
cuando desde el abismo de su idioma quisiera
gritar lo que no puede por imposible, y calla.
Balas, balas
Siento esta noche heridas de muerte las palabras.


Ya, en esta última estrofa, el poeta se sumerge totalmente, si nos fijamos en el "sufro" que aparece en el primer verso, este difiere de "se sufre sin sueño" del primer verso. Se ha producido a lo largo del poema una evolución en el sentimiento del poeta que acaba con una implicación plena, ilustrada en ese uso de la primera persona (yo) "sufro". Vuelve a darse la sucesión de términos en "lo pobre, lo mezquino, lo triste, lo desgraciado y muerto" esta vez mostrando la indignación del autor, su rabia, este sentimiento se ve muy bien en la elección del término "mezquino" o "desgraciado" que llevan ese significado connotativo implícito. 

Y una metáfora preciosa: "lo muerto que tiene una garganta cuando desde el abismo de su idioma quisiera gritar lo que no puede por imposible, y calla", concluye y sintetiza estos sentimientos en un única emoción amarga. Queda expuesta la idea de que la noche, entonces empezaba, una noche que es metáfora de tiempos oscuros, siendo la luz el símbolo del avance, deja entrever que empieza la noche y está lejos "el mañana".



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